Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Contrabandistas, guardias, párrocos y brujas coinciden en una posadaen la Cornisa Cantábrica. Muchos no vivirán para ver un nuevo día. Laaparición de Bill Seguir leyendo
info
Contrabandistas, guardias, párrocos y brujas coinciden en una posadaen la Cornisa Cantábrica. Muchos no vivirán para ver un nuevo día. Laaparición de Bill el Largo con un camión cochambroso cargado dedinamita por un acantilado flanqueado por lobos define perfectamenteante quien estamos. Un lanzador de cuchillos demasiado resacoso paratratar de escapar de la mala suerte que le persigue, un piratamalhablado que cuenta los días por pintas de cerveza sin más honor que la camaradería de barra de bar. Todo en un tiempo peligroso sinreglas ni ley destinado a desaparecer, una época condenada a uncrepúsculo inminente. Las creaciones de Edgar-Max son balas perdidasfuera de lugar con las que me encantaría tomar una cerveza.